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27.11.20

MARADONA By KUSTURICA


(Click aqui en el título para ver el filme)




sinopsis

El famoso director Emir Kusturica dirige una extraordinaria recreación de la caída y resurreción de Diego Armando Maradona: héroe deportivo, campeón del pueblo, ídolo caído e inspiración de millones de personas. Con un accesso sin precedentes con el mismo Maradona, Kusturica lleva al público a un viaje íntimo a los lugares y las personas más cercanas a este dios del fútbol.

título internacional: Maradona by Kusturica
título original: Maradona by Kusturica
país: España, Francia


año: 2006
género: documental
dirección: Emir Kusturica
guión: Emir Kusturica
reparto: Diego Maradona
fotografía: Rolo Pulpeiro
montaje: Svetolik MIica Zajc


 

En ‘Maradona por Kusturica‘, el realizador serbio celebraba la increíble historia de Diego Maradona: héroe deportivo, Dios vivo del fútbol, artista brillante, campeón del pueblo, caído ídolo e inspiración para millones de personas en todo el mundo. Desde Buenos Aires a Nápoles, así como Cuba, Emir Kusturica traza la vida de este extraordinario hombre, desde sus humildes comienzos hasta su fama mundial, desde el más espectacular ascenso hasta su trágica caída. Un documental único sobre «el jugador del siglo» filmado por su mayor admirador y que se llegó a proyectar, aunque fuera de concurso, en el Festival de Cannes de 2008.




EL ENCUENTRO ENTRE KUSTURICA Y MARADONA

En 2005, Emir Kusturica anuncia oficialmente su proyecto documental sobre Diego Maradona: «Es la primera película que abordará todos los aspectos de la vida de Maradona». El multipremiado director, con dos Palmas de Oro y numerosos premios internacionales, filmará al mejor jugador de todos los tiempos. La noticia ocupó los titulares de todo el mundo. La filmación comenzará en Buenos Aires y continuará en Nápoles, un lugar importante para los logros futbolísticos de Maradona, luego Cuba, su ciudad adoptiva, y Belgrado, la ciudad del director de cine.


«Mi intención es encontrar y hacer reaparecer la verdadera personalidad de Maradona.» Emir Kusturica.


Esta película supone el encuentro único entre dos titanes, unidos por el exceso, la pasión y el genio. Ningún director vivo podría haber comprendido mejor el explosivo enigma que es Maradona, ningún otro director que no sea Kusturica podría haberse ganado la confianza y la amistad de Maradona: «Siempre soñé con ser un jugador de fútbol y, a mi manera, lo fui.» Por primera vez, Maradona acepta una colaboración plena e íntima y se desnuda ante la cámara del director, para revelar al hombre detrás del mito.


Buenos Aires, 2 de abril de 2005. Es el cumpleaños de Dalma, la hija mayor de Maradona. Kusturica está allí, con dos cámaras y un equipo muy pequeño. Maradona está luchando con sus demonios y las huellas dejadas en su cuerpo: problemas de corazón, peso y rodillas. Es difícil de creer que este hombre experimentará una resurrección como la del fénix. «Es una fuerza de la naturaleza, emana emoción, encanto y gran fuerza. Un ser único», dice Kusturica. Cuatro días después, en el Soul Café, las mayores estrellas de la música latinoamericana se han reunido para celebrar «El Pibe de Oro». Todo el mundo canta y Kusturica es llamado al escenario. El director y el futbolista. El gitano y el rockero. Dos artistas cara a cara. El viaje puede comenzar.

A partir de entonces, los dos hombres expresan continuamente su mutua admiración. En mayo de 2005, Diego Maradona va al Festival de Cannes porque Emir Kusturica es el Presidente del Jurado. Los dos pasan noches locas juntos. Invitado al programa de televisión de Diego Maradona en noviembre de 2005, Emir Kusturica es presentado por el jugador de fútbol como el brillante director, su hermano. Incluso patean algunas pelotas de un lado a otro. El 4 de noviembre de 2005, en la Cumbre de las Américas, Kusturica forma parte del movimiento de protesta organizado contra la llegada de George W. Bush a Argentina. Filma a Diego Maradona en pleno combate político: «Me impresiona su visión del mundo, su humor y su humanitarismo». El 1 de febrero de 2008, durante un concierto de la Orquesta Sin Fumar en Madrid, Diego Maradona, que ve el espectáculo desde el balcón, se sube al escenario y baila con Emir…

La magia de esta película se debe a esta química humana y cinematográfica.

EL RODAJE

Dos gigantes. Rebeldes políticamente incorrectos, más grandes que la vida. Se encuentran, se conocen, comparan tatuajes y otras cicatrices de batalla. Uno nació hace 45 años, en las villas de Buenos Aires, y se convirtió en una leyenda del fútbol a una edad muy temprana. El otro creció en Sarajevo, en un país ahora borrado del mapa mundial, antes de ganar numerosos premios, incluyendo dos Palmas de Oro. Una escribe, produce, actúa, dirige y toca con la Orquesta de No Fumadores. La otra, una vez un dios viviente, antiguo ángel caído, se ha reinventado a sí mismo como un buen padre, presentador de televisión, entrenador y vicepresidente de un club de fútbol. Dos irreverentes e incontrolables personajes del rock ‘n’ roll, unidos durante meses de rodaje: un viaje por carretera a través del extraordinario pasado y presente de Diego Maradona.

Villa Fiorito, Buenos Aires: Después de más de dos décadas, Maradona regresa inesperadamente al barrio pobre donde nació: «Maradona no es de los que se enriquecen y olvidan, nunca perdió su alma. Fue profundamente conmovedor, es su héroe. Fue como si nunca se hubiera ido», dice Kusturica. En la casa donde creció, la estrella y el director hablan de la infancia, la familia y el fútbol. Y la política. Ambos admiran al Che, ambos se oponen al neoliberalismo, al imperialismo y a Bush.


«Descubrí durante la filmación: el profesor de fútbol, el ciudadano políticamente incorrecto y el hombre de familia». Emir Kusturica.


La otra ‘casa’ de Maradona en Buenos Aires es ‘La Bombonera‘, el estadio donde Maradona y Kusturica se unen a la fiesta del centenario del mítico equipo argentino Boca Juniors. La multitud enloquece, saludando a Maradona como un dios. En Buenos Aires, hay bodas falsas, con prostitutas y clientes, organizadas y «consagradas» en el legendario Cocodrilo, un burdel de baile erótico patrocinado por la Iglesia Maradoniana. Esta iglesia, que reúne a más de 100.000 fans, fue fundada en 2000. La congregación se reúne dos veces al año: en Navidad, el 30 de octubre, celebrando el nacimiento de Maradona, y en Pascua, el 22 de junio, el día en que Maradona se anotó un gol con su mano.

Belgrado, junio de 2005: Otra ciudad loca, en cierto modo la gemela de Buenos Aires. Tras reunirse con el Primer Ministro, Maradona y Kusturica visitan el famoso estadio del Estrella Roja, donde el exfutbolista recrea uno de los mayores goles de su carrera, el de la victoria de su equipo Barcelona, el Barça, en 1982. Los dos hombres juegan en el estadio vacío, como hermanos. Maradona parece joven de nuevo: ha perdido 40 kilos desde que comenzó el rodaje.

Nápoles, finales de junio de 2005: El héroe que devolvió el orgullo a su ciudad ha regresado. En pocos segundos, las calles están llenas. Es una revuelta. Lágrimas, histeria, alegría… de los aficionados, muchos de los cuales son demasiado jóvenes para haber visto a Maradona en sus días de gloria. De vuelta a Buenos Aires: El viaje termina donde comenzó: «La película mostrará a ‘los tres Maradona’… Descubrí durante la filmación: el profesor de fútbol, el ciudadano políticamente incorrecto que lucha contra las políticas unilaterales de los EE.UU., y el hombre de familia», dice Kusturica.

Un nuevo Maradona, revitalizado, da su última entrevista a Kusturica. El viaje ha terminado. Una nueva vida comienza para Diego.


MARADONA POR KUSTURICA: 

LA PELÍCULA DOCUMENTAL

La película nos lleva a través de la extraordinaria trayectoria de Maradona, durante el año que Kusturica llamó «el renacimiento de Maradona»: su vida y su carrera, sus triunfos y sus derrotas, los lugares clave de su vida – Buenos Aires, Cuba, Nápoles – hasta el momento decisivo de su renacimiento. Desde sus humildes comienzos en las villas de Villa Fiorito hasta su vida en Buenos Aires, donde vive con su esposa y sus dos hijas: «La idea era iluminar el deseo no cumplido de Maradona, establecer la armonía dentro de su familia», como una película familiar, siempre en el corazón de la intimidad del individuo – bajo el excepcional respeto del Emir Kusturica.

Las dos caras de Maradona. Por un lado, el hombre público, el héroe, el icono, pero también el hombre político apasionado y comprometido, muy cercano a los líderes como Fidel Castro – y un franco oponente de la globalización. Por otro lado, Maradona como nunca antes se ha visto, el Maradona privado: su vida familiar, sus esperanzas, sus miedos, alegrías y frustraciones. A través de Kusturica, Maradona nos invita a ser testigos de sus transformaciones, revelando la humildad esencial que nunca lo abandonó. La oportunidad única de revivir también la felicidad que Diego Maradona nos ha traído a lo largo de los años.



Este «niño de oro» cayó, pero se recuperó y la película de Kusturica nos cuenta no solo el gran hombre que fue, sino también el gran hombre que sigue siendo hoy en día: «Soy un idealista. Para mí, Maradona siempre será más grande que el efecto que las drogas tuvieron en él. Es un artista. Ser un artista, significa superar sus propias barreras, no tiene nada que ver con nuestra sociedad que te pone en un pedestal, para luego destruirte y enterrarte.» Maradona habla de sus años de abuso, revela su humanidad y sus cualidades como gran deportista, que le permitieron superar la adversidad.

En el proceso de filmación, Maradona recupera la salud, se enfrenta al pasado, exorciza sus demonios. Esta es la historia de un hombre que vive de nuevo. Diego Maradona de Emir Kusturica. El resultado es salvaje e intransigente, animado, caótico, rico en emociones. Y musical. Como en la escena en la que Manu Chao canta La Vida Tómbola, su última canción dedicada al astro argentino.

Si yo fuera Maradona

viviría como él

…mil cohetes… mil amigos

y lo que venga a mil por cien…

19.11.20

Leave Her To Heaven (Que el Cielo La Juzgue)


QUE EL CIELO LA JUZGUE

(click en el titulo para ver)



Título original
Leave Her to Heaven
Año
Duración
110 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Jo Swerling (Novela: Ben Ames Williams)
Música
Alfred Newman
Fotografía
Leon Shamroy
Reparto
Productora
20th Century Fox
Género
DramaIntriga | MelodramaCelos
Grupos
Adaptaciones de Ben Ames Williams
Sinopsis
Richard Harland (Cornel Wilde), un joven escritor, conoce en un tren a Ellen Berent (Gene Tierney), una bellísima mujer con la que se casa pocos días después. La vida parece sonreírles, pero Ellen es tan posesiva y sus celos son tan enfermizos que no está dispuesta a compartir a Richard con nadie; tanto amigos como familiares representan para ella una amenaza de la que intentará librarse.
Premios
1945: Oscar: Mejor fotografía en color. 4 nominaciones
Críticas
  • Maravilloso Technicolor para uno de los melodramas más conocidos e imprescindibles de la historia del cine. La bella Tierney, que venía de encandilar en la magistral "Laura" (1944), cambia de registro en esta arrebatadora adaptación de la novela de Ben Ames Williams, declarada por Scorsese como una de sus películas favoritas de todos los tiempos.

14.11.20

MEMORIA DEL SAQUEO




Memoria Del Saqueo de Pino Solanas

(Click en el titulo para ver el filme)

¿Cómo narrar la crisis de un país? ¿Desde qué lugar? ¿Hasta dónde es posible profundizar en sus raíces? ¿Cuáles son sus consecuencias? A fines de los años 60, Fernando Solanas (en aquel momento junto a Octavio Getino) ya se había animado a intentar responder estas preguntas desde el campo del cine, en lo que el propio Solanas definió entonces como “un film ensayo” y que sería La hora de los hornos, una película fundamental en la historia del cine latinoamericano. Casi cuatro décadas más tarde, Solanas, con su ambición de siempre, vuelve a plantearse esas mismas preguntas en Memoria del saqueo, un documental generado al calor de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001, pero que trasciende el mero registro de aquellos días de furia para intentar un análisis de la crisis argentina en su conjunto.
El diagnóstico del país no difiere demasiado del de aquel entonces, sólo que ahora el estado de las cosas es mucho más grave. “Los niveles de pobreza que denunciaba La hora de los hornos en los años 60 serían apenas el anuncio del genocidio neoliberal de los ‘90”, comprueba el propio Solanas en Memoria del saqueo. La última crisis que atravesó Argentina fue la más profunda de su historia y Solanas señala con nombre y apellido a los responsables: la dirigencia política local, escandalosamente corrupta, codiciosa y farandulera, pero también los grandes conglomerados económicos y organismos financieros internacionales, que actuaron con rapacidad y alevosía.
Una vez más, como lo hizo siempre a lo largo de todo su cine, desde Los hijos de Fierro hasta La nube, pasando por sus films más recordados, El exilio de Gardel y Sur, Solanas elige el gran gesto, el fresco, la pintura mural, la lente gran angular, que le permite captar la realidad lo más amplia posible: el individuo y todo su contexto. Su nueva película se inicia contraponiendo los grandes rascacielos de la city –la polarización, el contraste, la antítesis son una constante en Memoria del saqueo– con las familias que buscan comida a los pies de esos monumentos a la usura. La cámara está siempre en movimiento, pero su ritmo es sereno, como el de un caminante, que a su paso observa –la figura de estilo es el travelling hacia delante– pero también reflexiona sobre aquello que tiene frente a sí.
La voz en off del propio Solanas va desgranando su pensamiento: “¿Qué había pasado en Argentina, cómo era posible que en un país tan rico se pasara tanta hambre?”, se pregunta. Y allí ya aparece la tesis central de su película: el país fue devastado por un nuevo tipo de agresión, ejecutada en paz y democracia, una violencia cotidiana y silenciosa “que deja más victimas sociales, más emigrados y muertos que el terrorismo de Estado y la guerra de Malvinas”.
Para desarrollar esa proposición, Memoria del saqueo –como ya lo había hecho La hora de los hornos– recurre a una división por capítulos, diez secciones que le permiten buscar un orden a un material de por sí tan amplio, complejo y disperso. En el capítulo inicial, titulado “La deuda eterna” –en términos cinematográficos sin duda el más logrado–, Solanas consigna que “en casi dos siglos de vida independiente, la deuda externa argentina ha sido una de las causas del empobrecimiento y la corrupción” y se retrotrae hasta el primer empréstito firmado por Rivadavia en 1824 conla banca inglesa Baring Brothers. “Desde entonces, la deuda externa estuvo ligada a los negocios y complicidades de todos los gobiernos”, señala, mientras sus imágenes recorren los amplios pasillos y salas de reuniones del Banco Nación y del Banco Central, adornadas con los retratos de sus dirigentes más conspicuos, entre ellos uno de Domingo Felipe Cavallo.
La pequeña cámara digital de Solanas no sólo consigue introducirse en el núcleo de las catedrales del dinero y del poder, que hasta ahora no parecía haber sido registrado en imágenes. También logra que esos enormes espacios vacíos –que filma mientras un ordenanza dispone las tazas de café o una secretaria prepara las carpetas del directorio– sean capaces de expresar las iniquidades que se han perpetrado históricamente detrás de esas lujosas paredes recubiertas de boisserie. En el Ministerio de Economía, Solanas encuentra una efigie de bronce. Y comenta: “Es todo un símbolo que en el Salón de los Acuerdos luzca una estatuilla de Canning, regalada por el gobierno de su majestad británica en 1857, por el honorable reconocimiento de la deuda”.
Algo de ese humor y de esa ironía reaparecen más adelante en “Crónica de la traición”, cuando rescata material de archivo en el que se ve a Carlos Menem jugando al tenis con George Bush (un episodio que Solanas ya había satirizado en El viaje, en pleno apogeo menemista). En “La degradación republicana”, hace del Congreso una suerte de teatro de opereta, en donde un conjunto de figurantes obsecuentes sigue la partitura orquestada por el Jefe, mientras se escucha una pequeña ópera bufa (compuesta por Gerardo Gandini) cuyo leit motiv dice “Somos levantamanos...” Y en “Corporativismo y mafiocracia” le basta con ralentar unas imágenes de archivo de Lorenzo Miguel besándose con Hugo Moyano y Rodolfo Daer para conseguir una pequeña remake criolla de El padrino.
Otros tramos, sin embargo, son más arduos. En “Las privatizaciones” y “Remate del petróleo”, porque Solanas abruma con cifras, datos y estadísticas, tan difíciles de asimilar por su sobreabundancia como por el efecto de desazón que producen. Y en “El genocidio social”, por las imágenes desgarradoras de la miseria y la desnutrición infantil, de la que Solanas hace responsable no sólo a los políticos locales sino también a los organismos financieros internacionales y “a sus mandantes, Estados Unidos y Europa”. Los acusa de imponer “programas económicos neorracistas” y de “crímenes de lesa humanidad” y subraya que sus autores y ejecutores “no deben gozar de impunidad”.
Aún antes de llegar a su epílogo, en el que Solanas reivindica las distintas formas de resistencia popular y confía en que la realidad es pasible de ser cambiada, Memoria del saqueo se impone por su monumental trabajo de síntesis, por la temeridad con que el realizador aborda una materia tan vasta y tan compleja, confiando siempre en las herramientas del cine. En muchos tramos, también, Solanas consigue que sea imposible sustraerse al impacto emocional, casi visceral que produce el film, con sólo dar cuenta de la historia reciente de un país al que todavía le quema la piel. (Luciano Monteagudo)


Dirección

Reparto
Documental
Año / País:
 / Argentina Argentina
Título original:
Memoria del saqueo 
Duración
118 min.
Guion
Fernando E. Solanas
Música
Gerardo Gandini
Productora
Cinesur
Género
Documental

10.11.20

LA HORA DE LOS HORNOS

 

LA HORA DE LOS HORNOS

Obra maestra del cine argento de Pino Solanas y Octavio Getino.

 (Leer la carta a los espectadores con motivo de su reestreno para ubicarla en el contexto de época cuando fue realizada). 

Copia Completa 4 hs 10 min


Link para ver 

LA HORA DE LOS HORNOS

https://m.youtube.com/watch?v=z2HRWWyQ-kY


Título original

La hora de los hornos: Notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación

Año 1968




"LA HORA DE LOS HORNOS" (L´HEURE DES BRASIERS), 1968.
35 MM - blanco y negro / Documental en 3 partes (difusión en TV en 2 partes: 1º parte 88´ y 2º-3º: 120´) / RODAJE: Argentina / EDICIÓN: Roma / DIRECCIÓN: Fernando Solanas / PRODUCCION: CINESUR S.A. (Buenos Aires) / GUIÓN: F. E. Solanas y Octavio Getino

CARTA A LOS ESPECTADORES EN OCASION AL REESTRENO EN MAYO DE 1989:

Al comenzar esta carta me pregunto: ¿cómo hacer para contarles a quienes nacieron en la fabulosa década del 60 lo que fueron esos años épicos y violentos, liberadores y represivos y llenos de rupturas, sueños y utopías? ¿cómo poder transmitirles lo que significó para nosotros esa época en que teníamos menos de treinta años y desafiando miedos y prohibiciones nos lanzamos a la más hermosa y difícil de nuestras "aventuras" como fue concebir y realizar LA HORA DE LOS HORNOS...?...¿cómo narrarles la violencia institucionalizada y el desánimo imperante luego de más de una década de dictaduras o de gobiernos surgidos sobre la proscripción de las mayorías nacionales? ¿cómo expresarles lo que fue la violencia gorila con el bombardeo a la población civil en 1955 y los miles de confinados en la Patagonia; con los fusilamientos de 1956 y las torturas del Plan Conintes; con la movilización militar de los trabajadores en huelga, más los miles de proscritos y presos políticos que durante esos años fueron una triste costumbre? ¿cómo explicarles el esfuerzo de trabajo, prudencia y organización que tuve que hacer durante la dictadura del general Onganía para poder producir y realizar este primer largometraje con mi productora de cine publicitario, llevarme después a Roma más de 200 latas para terminar su edición y lanzarla sorprendiendo al régimen...? ¿cómo confesarles las innumerables crisis creativas y técnicas, políticas, personales o grupales que en aquella soledad tuvimos que enfrentar junto a Octavio Getino para poder continuar con esta utopía hasta proyectarla a sus espectadores naturales? ¿cómo recrearles lo difícil que nos fue tomar contacto con la clase trabajadora cuando instintivamente tanto los delegados como los laburantes desconfiaban de los intelectuales porque veían en ellos a quienes los habían olvidado o traicionado a lo largo de la historia? ¿cómo contarles la profunda alegría que sentíamos al aprender de la memoria popular la historia prohibida o silenciada del movimiento nacional que era, nada menos que la continuidad de la gesta independientista y anticolonial? ¿cómo hacer para transmitirles el esfuerzo realizado sobre la propia marcha para liberarnos de todas las concepciones dependientes -políticas y cinematográficas- y el goce inmenso que sentimos cuando empezamos a inventar la película a partir de las necesidades y prioridades que teníamos en aquel entonces, concebir y realizar un film que fuera en sí mismo un acto de resistencia contra la dictadura y un instrumento para la movilización, el debate y la discusión política? ¿cómo poder explicarles que viviendo en la ilegalidad más absoluta, clausurado el Congreso, prohibidas las actividades políticas y estudiantiles, implantada la censura, intervenida la universidad y sin perspectiva de cambiar la violencia del sistema por vías constitucionales o legales desde 1955, la experiencia de la lucha del Tercer Mundo alimentaba y enseñaba el camino de la violencia popular como alternativa de liberación? ¿cómo contarles que en aquellos años 60 iba surgiendo en toda mi generación una nueva conciencia, como por ejemplo, descubrir que sólo la oligarquía porteña había usado sistemáticamente la violencia para imponer su proyecto desde los tres grandes genocidios -la guerra contra el gaucho, la guerra contra el Paraguay y la guerra contra el indio- y que en este siglo esa misma oligarquía había derrocado con golpes de Estado a cuanto gobierno constitucional y popular se opuso a sus designios? ...¿no eran ideas a tener en cuenta, padeciendo una dictadura, aquellas del general Mitre cuando en 1874 justificaba su alzamiento contra el gobierno de Avellaneda diciendo que: "Cuando el derecho del sufragio, fuente de toda razón y todo poder en las democracias queda suprimido de hecho (...) la revolución es un derecho, un deber y una necesidad, y no ejecutarla con pocos o con muchos, con las armas en la mano, sería un oprobio"...?


Finalmente, ¿cómo expresarles la alegría y el goce que hemos vivido al constatar que la obra soñada se iba haciendo realidad y que la historia era generosa con nosotros porque en pocos meses LA HORA DE LOS HORNOS pasaba de ser un film maldito a un mito, una leyenda, que ejercía honda influencia no sólo en América Latina sino en Europa y EE.UU.? Por último ¿cómo enumerar lo más extraordinario de este largo proceso y que fueron los cientos de proyecciones en nuestro país a quienes debían continuar la historia en el presente con su práctica política...? ...¿Cómo hacerles sentir las emociones que vivimos, lo que aprendimos en esos verdaderos "actos de liberación" que desencadenaba "LA HORA..." al ser proyectada en casas de familia, parroquias, sindicatos, escuelas o facultades, donde la gente acudía a pesar de la represión...?

Han pasado más de veinte años desde que terminamos LA HORA DE LOS HORNOS. Nosotros, los de la generación de los 60, los que desafiamos el sistema neocolonial y fuimos leales al proyecto de liberación de Perón, los que vivimos la primavera del 73, las persecuciones y el terror, el exilio de adentro o de afuera, el regreso, los que en todo momento luchamos por la soberanía popular y la democracia y tuvimos éxitos y fracasos, hemos actuado siempre por una ética y por principios que aún viven en nosotros para ser realizados. Hoy se ha consolidado el proceso democrático aunque lamentablemente una buena aparte de los problemas denunciados en el film siguen vigentes o se han agravado tanto que aquellos son un pálido reflejo. Ellos están presentes como un espejo de la desigualdad y la injusticia de una argentina ajena y sometida que aún espera realizar su proyecto "... para la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación". Por todas estas razones y para conocimiento de lo que fueron aquellos épicos años 60, es que reponemos LA HORA DE LOS HORNOS.





Título original

La hora de los hornos: Notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación

Año

1968

Duración

260 min.

País


 Argentina

Dirección

Fernando E. Solanas, Octavio Getino

Guion

Fernando E. Solanas, Octavio Getino

Música

Roberto Lar, Fernando E. Solanas

Fotografía

Juan Carlos Desanzo, Fernando E. Solanas

Reparto

Documental

Productora

Grupo Cine Liberacion, Solanas Productions


Sinopsis

Documental histórico. Está dividido en tres partes: "Neocolonialismo y violencia", "Acto para la liberación" (dividido a su vez en dos grandes momentos:"Crónica del peronismo (1945-1955)" y "Crónica de la resistencia (1955-1966)") y "Violencia y liberación". Muestra la dependencia económica, social y cultural de la Argentina






8.11.20

¨SUR¨ (1988) de Pino Solanas


¨SUR¨ Click en el título para ver el filme

        





Carta a los espectadores, signada por el director:

Quiero decirles que Sur nos cuenta una historia de amor. Es el amor de la pareja y es también una historia de amor por un país.

Es la historia de un regreso.

Sur nos recuerda aquellos argentinos que en la película he llamado los de "la mesa de los sueños". De ellos aprendí. A ellos les agradezco. Ellos, más allá de sus convicciones políticas, nos dejaron como herencia una obra y un compromiso. Fueron los que quisieron realizar "La utopía de los hombres libres del Sur".

Ese fue el sueño de los sueños. Ojalá lo siga siendo.

Sur nos habla del reencuentro y de la amistad. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el rencor, de la libertad sobre la opresión, del deseo sobre el temor.

Por eso es la historia de un regreso.

También quiero decirles que Sur, es un homenaje a todos los que, como mi personaje tartamudo, supieron decir NO.

Fueron los que mantuvieron la dignidad. Ellos dijeron no a la injusticia, a la opresión, a la entrega del país.

Por último quiero decirles que Sur, película enteramente realizada en el país, es el esfuerzo de decenas de técnicos y artistas por un cine más auténtico, más imaginativo, más riguroso y poético. Un cine que busca recuperar ese público que en otras épocas llenó nuestras salas. Como en circunstancias anteriores, esta obra es parte del compromiso por afianzar identidades culturales.

Sur fue hecha con el corazón y ahora les pertenece.

Fernando Solanas



Titulo Original  SUR

        Año  1988




Duración
127 min.
País
Argentina Argentina
Dirección
Guion
Fernando E. Solanas
Música
Astor Piazzolla, Fernando E. Solanas
Fotografía
Félix Monti
Reparto
Productora
Coproducción Argentina-Francia; Canal+, Cinesur, Productions Pacific
Género
Drama | Dictadura argentina
Sinopsis
Argentina, 1983, fin de la dictadura militar. Floreal sale, por fin, de la cárcel. Durante cinco años su mujer ha esperado su regreso; pero, durante todo ese tiempo, la pareja, como el país, ha cambiado. Sin embargo, los dos desean fervientemente recuperar la esperanza y la libertad. (FILMAFFINITY)
Premios
1988: Festival de Cannes: Mejor director
1990: Festival de Cannes: Ganadora Premio del público (ex-aequo)

7.11.20

EL EXILIO DE GARDEL

SOLANAS- PIAZZOLA


EL EXILIO DE GARDEL Click en el titulo para ver el filme

Título original
El exilio de Gardel (Tangos)
Año
Duración
120 min.
País
Argentina Argentina
Dirección
Guion
Fernando E. Solanas
Música
Astor Piazzolla
Fotografía
Félix Monti
Reparto
Productora
Coproducción Argentina-Francia; Tercine
Género
DramaMusical | Dictadura argentina
Sinopsis
Narra cómo un grupo de exiliados argentinos montan en París un número musical para "curar" su nostalgia tanguera en una obra que aborda los problemas políticos y sociales de su país de origen. Algunos de ellos han vivido mucho tiempo en el exilio y ya no se sienten argentinos.
Fecha de estreno20 de marzo de 1986 (Argentina)
Premios
1985: Premios César: Mejor banda sonora original

Tangos, el exilio de Gardel o la revolución estética de Fernando Solanas 

Cecile Francois - University of Orléans (France)

 

En Francia, el nombre de Fernando Solanas casi siempre viene asociado con los conceptos de compromiso político y militancia. También se suele hacer hincapié en los aspectos documentales o testimoniales de sus filmes y en su afán de dar cuenta de la situación económica y social de América Latina y de Argentina en particular. Hoy en día, muchas películas de Fernando Solanas siguen consideradas como radiografías de la realidad sirviendo incluso de pretexto para un mero análisis del contexto en que se desarrolla la acción.

Ahora bien, si algunos films del cineasta, entre los cuales figura su última obra Memorias del saqueo (2004), entran efectivamente dentro de esta línea documental, (1) es obvio que el cine de Fernando Solanas rebasa el marco estrecho del género. Lo que llama la atención, en efecto, en el conjunto de su obra, es la preocupación del realizador por la forma de sus filmes y la escritura cinematográfica. En realidad, si Fernando Solanas es un cineasta comprometido, su compromiso no se limita a los aspectos sociales o políticos. Sus películas dan fe también de una postura rupturista o sea de una voluntad de romper con los cánones cinematográficos vigentes para llevar a cabo una verdadera "revolución estética".

Esta preocupación se hace aún más patente en sus películas de ficción, en particular en la que se considera su obra cumbre, Tangos, el exilio de Gardel, estrenada en 1985, que se articula alrededor del exilio político de un grupo de artistas argentinos y uruguayos en París.

La subversión de los códigos del cine clásico

Desde mediados de los años sesenta en que, después de rodar su famosa película La hora de los hornos, Solanas funda el Grupo "Cine Liberación" junto con Octavio Getino, cada película del cineasta puede aparecer como una especie de manifiesto en favor de una renovación de la escritura fílmica. En sus declaraciones, Fernando Solanas no vacila en tomar posiciones y en rechazar abiertamente los códigos y convenciones del cine hollywoodiense clásico. Sus filmes no apuntan tan sólo al despertar de la conciencia política del espectador invitándole a una lectura militante de la realidad sino que procuran desestabilizarlo, estorbarlo, impedir que se deje llevar y arrullar por el flujo de las imágenes. El cine de Solanas aparece como una reacción contra la transparencia y la fluidez de la narración clásica que favorece la pasividad del público. El director argentino rechaza en particular la rapidez y la concisión, todas aquellas características del estilo hollywoodiense cuya finalidad es subyugar o fascinar al espectador mediante lo que Michel Serceau llama "la absorpción diegética" (2) . Por eso el público europeo, acostumbrado a un tipo de cine en el que la consigna es la eficacia, se muestra a veces reacio ante las digresiones y aquellas prolijas escenas en que los personajes de Solanas intercambian opiniones y debaten de manera aparentemente gratuita, sin que se transparente el interés dramático de estas conversaciones. En Tangos, el exilio de Gardel, esta característica se hace patente en la larga secuencia en que el francés, Pierre, y el argentino, Juan Dos, cotejan sus concepciones respectivas del espectáculo que van a montar.

A lo que está acostumbrado también el espectador es al tratamiento emotivo o melodramático de ciertos temas. El exilio siempre viene asociado con el dolor, el pesar y la añoranza. Otra vez Solanas se aleja del esquema tradicional para brindarnos una película "multitonal", procurando así evitar el escollo del sentimentalismo. Una de las características de Tangos es, en efecto, la mezcla de registros que abarcan desde lo dramático hasta lo más burlesco pasando por escenas oníricas de claro corte surrealista. Lo que quiere evitar Solanas es que el espectador se sienta constantemente agobiado por un flujo de planos cercanos conmovedores y una ola de música melosa. Por eso intenta desdramatizar la situación de los exiliados insertando dentro de la narración secuencias de corte burlesco como la famosa escena de la cabina telefónica en la que Miseria, uno de los personajes, intenta llamar gratuitamente a Uruguay acoplando el hilo del aparato al motor de una motocicleta.

Este tipo de secuencias llama la atención en la intertextualidad fílmica de la que se nutre Tangos, el exilio de Gardel. Tenemos, en efecto, a lo largo de la película, una serie de alusiones o de "guiños" a Charlie Chaplin, no sólo a través de unos gags burlescos sino también en la utilización de los iris característicos de los primeros cortos de Charlot (3) . El desenlace de la película nos muestra así el rostro de María, la narradora, enmarcado en un círculo semejante a los que utiliza Chaplin en The Idle Class para recortar a un personaje y aislarlo de su entorno a la manera de un primer plano. Además, al final de la película, el modo de andar de María en el momento en que se aleja hacia el fondo de la imagen, evoca la silueta tan característica del vagabundo. Estos guiños y alusiones permiten relajar la tensión y quitarle a la película una parte de su dramatismo. Es de notar sin embargo que, incluso cuando Solanas opta por un tratamiento realista o naturalista de un tema, evita colocar al espectador en una situación de "voyeurismo" como da fe de ello la escena de la lectura de la carta de Alcira a su nieta Martita, una de las escenas clave de la película.

En Tangos, el exilio de Gardel, Fernando Solanas, en efecto, no se contenta con tratar el tema del exilio. Se propone también brindar al espectador su propia representación de la dictadura argentina y en particular de sus aspectos más represivos y violentos. Tenemos en la película momentos de filmación que podemos calificar de "naturalistas" como es el caso con el episodio de "Marta y Martita" que evoca el problema de los "desaparecidos". Esta secuencia se abre con la llegada de Arlette y Céline, miembros de uno de los numerosos Comités de Solidaridad que brindan su ayuda a los exiliados. Mientras su coche entra en el campo, oímos la voz over de María, la narradora, que con tono neutro informa al espectador sobre estas organizaciones. La forma escogida por el cineasta es la del reportaje. Los leves desplazamientos y reajustes de la cámara pretenden dar la impresión de que asistimos a un rodaje "en directo", casi improvisado. El ojo de la cámara intenta captar una imagen instantánea de la realidad sin preocuparse por encuadres sofisticados o ángulos rebuscados. Aparentemente, este fragmento de película podría caber dentro de un reportaje televisivo, un telediario por ejemplo.

Pero esta escena es bastante corta y rápidamente asistimos a un paulatino proceso de ficcionalización con el paso de la voz over de María a la voz off (o diegética) (4) de Alcira, la abuela exiliada, que lee una carta a su nieta desaparecida en la Argentina de la dictadura. Mediante un largo travelling lateral de derecha a izquierda, el espectador va penetrando dentro del local en que tiene lugar la reunión. Antes de descubrir a Alcira, es decir antes de poder relacionar la voz que se oye con el personaje que está hablando, la cámara se entretiene, a través de un plano medio, en las caras de los oyentes para captar su reacciones y emociones. Este largo travelling de unos cuarenta segundos que acompaña la voz acongojada y trémula de la lectora, permite que el espectador, al ser testigo de la escena, se sienta concernido y quizá también afectado por la emoción que embarga al público. El movimiento del aparato va creando progresivamente una tensión dramática que alcanza su punto álgido en el momento en que aparece por fin en el campo el rostro desencajado de Alcira. Es de notar que la cámara se detiene tan sólo dieciséis segundos en el rostro del personaje antes de desviarse púdicamente en el momento preciso en que Alcira, incapaz de contener su emoción, rompe a llorar. En vez de colocar al espectador en una posición de voyeur con el riesgo de desazonarlo, Solanas prefiere valerse de un efecto indirecto mostrando el malestar, el nerviosismo y la emoción que se pintan en el rostro de los oyentes hasta que una intervención práctica de Pierre (5) alivie por fin la tensión. A continuación, el protagonismo lo tendrán Arlette y Céline quienes, eficaces y optimistas, intentarán brindar soluciones materiales al drama vivido por Alcira. La secuencia termina efectivamente con un plano del avión que las lleva a las dos junto con Alcira a la Argentina. Esta imagen final del cielo o del horizonte despejado, si deja el final abierto, también sugiere la posibilidad de un desenlace feliz.

Esta secuencia es emblemática de la manera con que Fernando Solanas subvierte hábil y discretamente los códigos de la narración clásica. Si bien introduce en su relato elementos melodramáticos, no carga las tintas. Lo que caracteriza la escena central de la lectura de la carta es el pudor con que la cámara capta los momentos de emoción. Gracias a los movimientos de desvío o de retención del aparato, Solanas evita "chantajear" al espectador. Estamos al extremo opuesto de la filmación tradicional con sus derroches de música melosa y su énfasis en la actuación de los actores. Sin embargo, la sobriedad de Solanas no significa sequedad ni austeridad. Lo que el cineasta quiere hacer surgir de la escena no es un bloque de emoción en bruto sino un sentimiento más sutil de compasión en el sentido pleno de la palabra. Lo que procura Solanas no es que el espectador se sienta agobiado o anegado por una oleada de emoción fácil que lo paralice en su butaca sino que participe en el drama vivido, no sólo por Alcira sino por todos los que sufren el dolor del exilio puesto que el narratario extradiegético comparte con los personajes de la ficción el papel de testigo de la escena. Por eso el tipo de receptor que diseña la secuencia es el de un espectador activo que se haga solidario de los exiliados y tenga ganas de actuar como actúan Pierre, Céline o Arlette, estos personajes entre los que se siente incluido.

Fragmentación y estilización

Además del sentimentalismo exagerado, lo que rechaza también Solanas es el principio de "continuidad narrativa". La película se presenta como una yuxtaposición de secuencias bien delimitadas por procedimientos de demarcación explícitos entre los que destaca el empleo de títulos que encabezan cada microrrelato. Este procedimiento contribuye a aislar los diferentes núcleos narrativos, resaltando así su autonomía. De esta forma, la narración se desvía de la tradicional línea argumental así como de los principios de causalidad y de suspense. En realidad, Tangos, el exilio de Gardel tiene la forma de un mosaico en el que las secuencias se suceden sin recurrir a la jerarquización o a la supeditación de las mismas. Lo que procura Solanas es presentar al espectador diferentes facetas del drama de los exiliados mediante la trayectoria personal de un conjunto de personajes, entre los cuales destacan Juan Uno y Juan Dos (6) . Esta composición suelta y fragmentada puede desconcertar al espectador que busca en vano el hilo conductor del relato. Pero esta estructura "anárquica" no es más que una aparencia puesto que el montaje, en un afán de síntesis, reúne las distintas secuencias mediante un vínculo a la vez temático y tonal. En esta película, son el exilio político y la música del tango los que brindan su coherencia global al relato como lo indica de antemano el título de la obra. Notamos en efecto que en Tangos, el exilio de Gardel, el tema central (el exilio) viene enmarcado por dos nombres (uno común, Tangos, y el otro propio, Gardel) que remiten al mundo de la música popular argentina. Además, es de notar que la palabra "tangos" viene bajo la forma de un plural, lo cual anuncia la exploración de distintas formas de tango como también se propone Solanas evocar las distintas facetas del exilio.

La película aparece así no sólo como un mosaico sino también como un objeto híbrido. Es lo que indica el término "tanguedia" forjado por Pierre, el director del espectáculo dentro de la diégesis, y que Solanas utiliza también para definir el género en el que se inscribe su propio film. Esta especie de "palabra nido" compuesta de fragmentos de las palabras "Tango + comedia + tragedia" revela claramente el afán del cinesta por salvar las barreras que separan los distintos géneros y crear una forma original que rompa con las estéticas tradicionales. Fernando Solanas muestra así su deseo de enfocar el tema político del exilio desde una perspectiva totalmente nueva que despierte al espectador del letargo en que pudiera sumirle un tratamiento mucho más clásico.

Uno de los mejores ejemplos de la estética de Solanas se da en el capítulo titulado "Solo" en la que aparecen sin transición tres escenas yuxtapuestas, delimitadas por un corte en seco. El vínculo que las une es de tipo temático ya que las tres tratan de la represión ejercida por la dictadura sobre el individuo. Son tres ejemplos independientes los unos de los otros pero que son tratados desde el punto de vista estético de tres maneras distintas. En la primera escena, María la narradora evoca, mediante un flash back, la detención o el secuestro de su padre en plena calle. Aunque la focalización es interna, es de pensar que María no recuerda la escena de la que no pudo ser testigo sino que la reconstituye a partir de fragmentos de discursos emitidos por los adultos que la rodean y quizá también de informaciones facilitadas por los noticiarios de la televisión francesa. El flash back es de corta duración (unos 20 segundos) e imita el estilo de los reportajes callejeros que se filman con una cámara móvil a veces colocada en el hombro, lo cual da una sensación de verismo, de captación directa de la realidad. Los sobresaltos, los reajustes de la cámara colocada en el interior del coche del padre dan una impresión de improvisación como si un testigo o un amateur hubiera sacado rápidamente su material para dejar constancia del secuestro, o para conseguir una prueba del atropello grabándolo como sea, en una situación de emergencia. Lo que refuerza esta sensación es el silencio de la banda sonora, característico de la filmación con un súper ocho.

Un corte en seco separa este supuesto "fragmento de realidad" de la secuencia siguiente cuyo protagonista es, esta vez, el escritor Gerardo antes de su exilio a París. Un plano medio muestra al personaje sentado delante de una mesa de trabajo. A diferencia de lo que pasa en la secuencia precedente, aquí la cámara se desplaza muy lentamente, casi insensiblemente, sin dejar de captar las expresiones y gestos del personaje. Cuando suena el teléfono, Gerardo aparece de perfil en la parte inferior izquierda y poquito a poco, gracias al leve movimiento del aparato, va ocupando el centro de la imagen situándose de frente respecto al espectador. La utilización de un plano medio corto no sólo permite leer en el rostro del protagonista diversas expresiones (sorpresa, indignación o cólera) sino que dramatiza la escena, sugiriendo una impresión de proximidad con la víctima de la represión y favoreciendo así un fenómeno de empatía. Además, la sobriedad del trabajo del actor y la sencillez de la escenificación contribuyen a enfatizar la soledad y la angustia de un personaje cogido en el engranaje de la represión. Aunque, a todas luces, el marco espacio-temporal y los personajes de las dos secuencias son totalmente diferentes, el tema de la coacción permite mantener una forma de continuidad entre la escena del secuestro y la de las amenazas e intimidaciones.

La continuidad temática se mantiene en la secuencia siguiente, insertada en el capítulo mediante otro corte en seco. Esta vez se trata de una escena de persecución. Pero Solanas da un paso más en su trabajo de estilización introduciendo un elemento nuevo: el tango. Aunque el decorado recuerda el de la secuencia precedente, un amplio local rodeado de columnas y pilastras, la música convierte la escena en un ballet. Lo que presencia el espectador es la huida desesperada de hombres y mujeres, jóvenes sobre todo, que emprenden una carrera loca para escapar de sus perseguidores. Estamos aquí al extremo opuesto de la escena del secuestro filmada de manera verista, como un reportaje. En esta escena de la persecución, el operador luce su dominio de la técnica y su cámara barre el espacio gracias a una serie de panorámicas laterales (de derecha a izquierda y de izquierda a derecha) que acentúan la impresión de circularidad y dan la sensación de que los perseguidos están acorralados y luchan desesperadamente por encontrar una salida. Esta impresión de acoso despiadado es acentuada por una leve aceleración del movimiento de la cámara así como por la banda sonora que introduce progresivamente dentro de la música del tango una serie de notas disonantes que traducen los gritos y aullidos de los perseguidos. La secuencia termina con la captura de una muchacha por los secuaces del régimen, captura que se filma en cámara lenta. El procedimiento enfatiza el tratamiento infligido a la joven por sus verdugos quienes, asiéndola de pies y manos, la lanzan hacia lo alto como si fuera una muñeca desarticulada o descoyuntada. Detrás de esta escena se perfila la imagen del cuadro de Goya, titulado El pelele. La gama cromática escogida por Solanas (o su director de la fotografía) subraya el parentesco con el lienzo del pintor aragonés en el que también dominan los colores ocre, azul y gris. Sin embargo, asistimos a una inversión respecto al cuadro de Goya en que son cuatro muchachas las que mantean a un pelele que se parece a Guiñol. Aquí las sustituyen cuatro miembros de la policía política de aspecto siniestro que se portan como verdugos. El recurso al "plano cuadro" (7) y la cita intercultural ponen así de relieve la reificación del ser humano y la deshumanización propia del régimen dictatorial.

El tango y la búsqueda de la identidad

El motivo del pelele es omnipresente a lo largo de Tangos, el exilio de Gardel en que una serie de muñecos, ya solos, ya en grupos, aparecen a lo largo del film. Interrogado sobre esta imagen recurrente, Solanas siempre se ha negado a brindar una explicación dejando al espectador la libertad de interpretarla a su antojo. Ciertos críticos han visto así en estas figuras enigmáticas una alusión a los desaparecidos o a los que no pudieron salir para el exilio. Y efectivamente, su disposición arbitraria dentro del relato así como la gran variedad de los tipos de muñecos presentados inducen a pensar que cumplen una función simbólica. Además de las interpretaciones ya citadas, podemos pensar que quizá representen de forma metonímica la fragmentación de la personalidad de los exiliados en busca de su propia identidad, como lo sugiere también la fragmentación del relato.

Esta interpretación viene corroborada por una de las escenas de ensayo de la "Tanguedia" que están montando Pierre y Juan Dos. La secuencia se abre con un plano de uno de esos muñecos, seguido de otro que enfoca a unos bailarines inmóviles, como petrificados. Cuando de repente arranca la música, las figuran empiezan a animarse. Al principio no se oye más que la base rítmica del tango puesto que los músicos dan el compás con la palma de la mano en la caja de sus instrumentos antes de ir introduciendo paulatinamente algunos acordes. El efecto producido es el de una música sincopada sobre la que los personajes empiezan a moverse con movimientos mecánicos de autómatas. Cuando progresivamente la melodía se superpone al compás, los cuerpos van cobrando vida, los ademanes se hacen más fluidos, los miembros más elásticos, las posturas más armoniosas. Tenemos la impresión de que los "maniquíes" se van despertando poquito a poco bajo el impulso del tango. Cuanto más compleja y sutil se hace la melodía, más ágiles y flexibles son los bailarines cuyos cuerpos parecen vibrar. Las parejas se abandonan, dejándose llevar por la música que las envuelve en una onda de calor y sensualidad. Ahora bien, si tomamos en cuenta las palabras de Pierre justo antes del principio de la secuencia, la escena del baile cobra una dimensión simbólica. Unos segundos antes, Pierre había invitado a Florence a presenciar el ensayo del ballet con estas palabras: "On part pour l'exil" ("Salimos para el exilio"). Si el exilio significa la fragmentación del ser humano, gracias al tango el exiliado puede recobrar su unidad y su identidad. Con la música y el baile asistimos pues a un proceso de rehumanización del individuo. A nivel del grupo, el tango aparece también como un factor de cohesión, un principio de vida y de calor humano, así como una posibilidad de reencuentro con el país y las raíces a pesar de la distancia y del tiempo transcurrido.

La importancia del tango para los exiliados está puesta de relieve ya en los primeros planos de la película. Los títulos de créditos van desfilando por un fondo de imágenes diegéticas. La secuencia se abre con un plano general de un puente de París, "le Pont des Arts", una elección que dista mucho de ser intrascendente ya que coloca de antemano la película bajo la señal del arte. Encima de este puente, divisamos a dos personajes antes de que un cambio de plano nos permita comprender que se trata de dos bailarines (los del Ballet de Ginebra) que nos proponen su propia versión del tango. A esta distancia, la cámara capta una serie de figuras de ballet clásico que quizá desconcierte un tanto al espectador acostumbrado a una interpretación más popular del arte emblemático de Argentina. Esta versión acendrada informa ya sobre una de las orientaciones de la película, la de la depuración y la estilización de las formas. Los planos insertados del Sena y de la luna permiten una transición entre el cielo y la tierra, lo alto y lo bajo, y preparan el paso de lo etéreo a lo material, del tango estilizado al tango popular. La cámara acompaña el movimiento descendiente ya que la segunda parte de la secuencia se desarrolla en el muelle, a orillas del Sena.

Con el cambio de plano, cambiamos de personajes. El espectador descubre ahora a Marie Laforêt, la actriz principal de la película que va a encarnar al personaje de Mariana, la artista exiliada, y a Miguel Ángel Sola que encarnará a Juan Dos el compositor de la Tanguedia. Los bailarines etéreos del Ballet de Ginebra dejan paso a esta otra pareja más "corpórea", más llana, que, bien abrigada en su ropa de invierno, comienza a esbozar unos torpes pasos de baile antes de abrazarse y besarse apasionadamente. A diferencia de lo que pasaba en la primera parte de la secuencia, el tango deja aquí de ser estilizado, "incorpóreo", para convertirse en un baile erótico, de amor y deseo. La bailarina, al quitarse el espeso abrigo, invita con ademán provocador a su pareja antes de dejarse abrazar y acariciar debajo del puente. Luego comienza el baile de seducción. La falda abierta por el lado izquierdo deja entrever la pierna desnuda de la actriz dando al baile este halo de sensualidad y de erotismo que provocó las reacciones escandalizadas de la buena sociedad de principios de siglo. El tango reanuda así con sus orígenes populares, recordando que nació en los prostíbulos y que era al principio música y baile de gentes de los arrabales y de los bajos fondos.

La doble interpretación del tango por dos parejas radicalmente diferentes, en dos lugares diametralmente opuestos, señala otro tema clave del film que va a ser el del mestizaje cultural simbolizado por la asociación imagen/ sonido, decorado parisino/ música de tango. Además el movimiento descendiente, desde lo alto del puente hacia el muelle, puede interpretarse de manera metonímica como un buceo hacia lo más hondo de lo argentino, una vuelta hacia las raíces y una búsqueda de la identidad mediante la música del tango, símbolo del alma popular, según Fernando Solanas:

Le tango est un symbole de l'âme populaire… Il est une image de tous les défauts et de toutes les qualités du peuple argentin. Il exprime, avec San Martin et Discépolo, le désir profond des Argentins de retrouver une patrie juste, libre et souveraine. (8)

Historia y mito

En un París estilizado y onírico, en una plaza inmensa y desierta aureolada de neblinas azuladas surge una noche la figura mítica de Carlos Gardel. En este decorado de "cine negro", avanza un hombre misterioso hacia la cabina de teléfonos en que Mariana y Juan Dos intentan ponerse en comunicación con Buenos Aires. Este personaje que, por su atuendo y su facha, parece sacado de una película en blanco y negro de los años veinte, resulta ser Discépolo, el gran compositor de música popular que conecta a la pareja con Juan Uno, tendiendo así un puente entre París y Buenos Aires, el país del exilio y la patria añorada. Este contacto entre Juan Uno y Juan Dos provoca la irrupción de la música que acompaña la conversación de estos dos personajes simbólicos del exilio. Se trata de un tango cantado por el propio Gardel en un viejo disco de los que se escuchaban en un gramófono. La banda sonora conecta así el presente de los exiliados con un pasado mítico, el de la edad de oro del tango. Por algunos segundos, Juan Uno y Juan Dos parecen transportados fuera del tiempo hasta que la música se interrumpe y con ella se corta la comunicación.

Para animar a Juan Dos, Discépolo justifica la actitud de Juan Uno, su miedo, su incapacidad para terminar la Tanguedia y concluye ofreciendo su ayuda: "[Este final] nosotros lo traeremos. La tanguedia será nuestra revancha". En realidad, el pronombre personal "nosotros" no remite tan sólo a Discépolo y a Juan Dos sino que incluye también a Carlos Gardel como da fe de ello el plano conjunto de un viejo coche de principios de siglo del que baja el mítico cantante acompañado de dos guitarristas. En una atmósfera irreal, enfatizada por el famoso efecto de neblinas y vapores de Solanas, Gardel empieza a cantar un tango cuya letra alude a diez años de exilio en París (9) , encarnando así el drama y el alma de todos los exiliados, pasados y presentes. Cuando, al final, Carlos Gardel saca a Mariana a bailar, se mezclan lo real y lo onírico, el presente y el pasado, insertando la escena en un espacio mítico en el que el ser desgarrado de los exiliados encarnado por la heroína encuentra su unidad y su plenitud en las mismas fuentes del tango.

Un encuentro (o reencuentro) parecido se produce al final de la película en la secuencia de la agonía de Gerardo. En un amplio escenario yace el viejo escritor solo y aparentemente abandonado. Mientras la cámara lo encuadra en un plano general, la banda sonora se carga de ruidos extraños: cañonazos, cascos de caballos, fragor de batalla. Este desajuste entre la imagen y el sonido no se explica hasta que el lector ve aparecer una figura a contraluz, como desdibujada por una neblina azulada. Este personaje raro que va vestido a usanza del siglo XIX avanza hacia Gerardo. Cuando éste lo reconoce, lo identifica como el mítico General San Martín, uno de los héroes de la Independencia de la nación argentina. La aparición fantasmal del personaje puede justificarse concretamente por el delirio del agonizante que quizá sufra una alucinación. Pero se trata sobre todo de una secuencia visionaria a través de la que el cineasta expresa sus ilusiones, sus esperanzas y su ideal político : "Poder ver la patria que soñamos, grande, unida", éste es el sueño de San Martín y el de los exiliados de París. La secuencia aparece como un eco de la precedente ya que de repente, un poco como por ensalmo, surge otra figura mítica, la de Carlos Gardel, al que Gerardo descubre ya sentado cómodamente en una silla cerca de un gramófono. Más melancólico y amargo que el General San Martín, el discurso de Gardel deja traslucir cierto desánimo : "Ya no canto, general, estoy viejo", declara antes de poner en marcha el gramófono que resucita por algunos minutos la voz de su juventud a través del famoso tango "Volver". La música mantiene la cohesión entre los tres personajes que sufrieron el exilio en tres momentos distintos de la Historia argentina (10) . La composición de la imagen subraya esta idea al incluirles en un mismo plano, Gerardo en el centro, San Martín a la izquierda y Gardel a la derecha. Los tres forman así una especie de corro en el que el mate, la bebida nacional, al circular de uno a otro, va estrechando el vínculo. Al retroceder lentamente mediante un largo travelling, la cámara va aislando progresivamente al grupo poniendo de relieve la circulación del mate que asegura el relevo entre la generaciones. El movimiento sugiere además una especie de comunión (vivencias, sentimientos y sueños compartidos) que rebasa ampliamente el marco estrecho del problema estrictamente argentino para cobrar una dimensión universal.

Conclusión

Tangos, el exilio de Gardel es un buen ejemplo de la preocupación de Fernando Solanas por los problemas estéticos que plantea la realización de un filme. Aunque su cine es claramente político, sortea el escollo del didactismo, de la demostración o del discurso machacón. Su afán de despertar la conciencia del espectador pasa por un distanciamiento crítico de las fórmulas del cine comercial. Para Solanas, en efecto, el cine es una síntesis de varios lenguajes y formas de expresión. Al buscar su inspiración en el teatro o en el baile y en cierta medida en la pintura, el cineasta procura plasmar el viejo sueño romántico del "arte total". Pero, tras esta voluntad de crear una forma propia, ajena a los modelos o a los moldes tradicionales, se diseña también la figura del espectador ideal, capaz de resistir el flujo anestésico de las imágenes para reflexionar por sí solo adquiriendo así la madurez y el espíritu crítico necesarios para la buena recepción de una obra ambiciosa y sin concesiones.


Título original
El exilio de Gardel (Tangos)
Año
Duración
120 min.
País
Argentina Argentina
Dirección
Guion
Fernando E. Solanas
Música
Astor Piazzolla
Fotografía
Félix Monti
Reparto
Productora
Coproducción Argentina-Francia; Tercine
Género
DramaMusical | Dictadura argentina
Sinopsis
Narra cómo un grupo de exiliados argentinos montan en París un número musical para "curar" su nostalgia tanguera en una obra que aborda los problemas políticos y sociales de su país de origen. Algunos de ellos han vivido mucho tiempo en el exilio y ya no se sienten argentinos.
Fecha de estreno20 de marzo de 1986 (Argentina)
Premios
1985: Premios César: Mejor banda sonora original

La letra de Tango-Tango, canción que acompaña durante toda la película, y que hace referencia a la Argentina:

Un país que me ayude a vivir
y ante todo que respete
aunque lleves un chupete

Un país donde pueda elegir
que valga tu opinión
aunque seas un raton

Un país donde pueda ser yo
sin sentirse cucaracha
ni bajarte la bombacha
que país será ese país
donde puedas trabajar
sin tener que mendigar.

Tango tango, tango de papel
baila tango baila con tu piel
tango tango, tango con raiz
baila tango, tango de París

Tango, tango
un país que me ayude a vivir
y ante todo que respete
aunque lleves un chupete

Un país que lo pierda el humor
que aprendas a reír
en lugar de reprimir

Un país donde pueda ser yo
sin sentirse cucaracha
ni bajarte la bombacha
que país será ese país
donde puedas trabajar
sin tener que mendigar

Tango, tango