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28.3.06

Ciclo: Maldito Hollywood!
















Maldito Hollywood!: una perspectiva...

Desde comienzos de los años 40, unos cuantos realizadores europeos exiliados en Hollywood pusieron en duda los valores que representaba el sueño americano. Pero buena parte de esa producción quedó encasillada dentro del género policial negro, y no fue hasta comienzos de los 50 que la "fábrica de sueños" resolvió ocuparse del fin de la ilusión. Por paradójico que pueda parecer, esa era de prosperidad económica sin par estuvo sembrada de dudas y angustia colectiva, ya fuera por el pánico a la bomba atómica o a la amenaza "roja", como por la gradual toma de conciencia de que la sociedad en la que vivían se asentaba sobre una gran mentira (el punto culminante de esta crisis tendría lugar a fines de los 60, durante el conflicto con Vietnam). Las debilidades y contradicciones sociales afectaban tanto el mundo de los negocios como el de la política. El conformismo y el individualismo provocaban estragos en la vida privada, envuelta en un falso glamour; y el cinismo pronto reemplazó al confiado optimismo de posguerra.

En Hollywood las cosas no estaban nada fáciles. La ley antitrust obligó a los estudios a desprenderse de sus cadenas de cine, y este hecho marcó el comienzo del fin de toda una era dorada; la caza de brujas dividió las aguas dentro de la industria, provocando antagonismos insuperables; y la novedad de la televisión le disputó al cine la fórmula del entretenimiento para masas. Con todo, la televisión le dejó a Hollywood la posibilidad de acercarse al "mundo real".

Cierta sensación de nostalgia, de que todo tiempo pasado había sido mejor, se adueñó de la todavía poderosa industria. Y fue solo entonces cuando se decidió a escudriñar con detenimiento los mecanismos por los cuales se producía la fabricación del mito dentro de su propio universo. En algún caso, como en la extraordinaria Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, 1952), la mirada hacia atrás estuvo dominada por la caricatura y el tono desenfadado. Pero en su gran mayoría, dominó la ira y el tono de pesadilla, y la presentación de la colonia cinematográfica no pudo haber sido más descarnada: locura de poder, explotación sin misericordia de los productores a sus estrellas, ambientes dominados por la envidia, la traición, la corrupción y la degradación moral.

Este corpus de películas nacido al amparo del nuevo clima, terminó por conformar un verdadero subgénero ("cine dentro del cine"), con importantísimas relecturas europeas del tema. Ricardo Watson

El ocaso de una vida (Sunset Boulevard,Billy Wilder, 1950)


Cautivos del Mal (The bad and the beautiful, Vincente Minelli, 1952)

Intimidad de una estrella \n(The big knife, Robert Aldrich, 1955)

Fedora (Billy Wilder, 1978)

El deseo de Verónica Voss (Die Sehnsucht der Veronika Voss, Rainer W. Fassbinder, 1982)

Poster Maldito Hollywood! creaciòn de Ezequiel Garcia





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-----------------------------------------------------------------La ansiedad de Veronika Voss




Está inspirada levemente en la actriz alemana Sybille Schmitz, estrella de la UFA durante el Tercer Reich que después de 1945 quedó sumida en el olvido, muriendo de una sobredosis de morfina en 1955 a la edad de cuarenta y seis años. Como Sybille, Veronika fue una gran estrella del cine de la Alemania nazi pero ahora, mediada la década de los cincuenta, nadie se acuerda de ella: ni el público ni la industria cinematográfica. Durante una noche muy lluviosa, Veronika conoce al periodista deportivo Robert Krohn, que se enamora de ella. Buscando el secreto de la olvidada actriz, Robert pronto se da cuenta de las circunstancias que la rodean: morfinómana, vive en casa de su médica, la atractiva pero maligna doctora Katz, de la que depende por completo pues le suministra su dosis diaria de morfina. Al contrario que Maria Braun o Lola, Veronika Voss no puede integrarse, no puede adaptarse a los nuevos tiempos porque sus recuerdos se anteponen al éxito en un presente que no soporta y le supera. La nueva sociedad del Milagro Económico, inmersa en la reconstrucción y con la mirada puesta en el futuro, no dispone de un sitio para personas que como ella se aferran al pasado En la actualidad de 1955, la nueva Alemania, la brutalidad del "volvemos a ser alguien", les reserva la misma suerte a todos ellos: la muerte, la lenta autodestrucción, el refugiarse en la droga, deja de ser un acto de auto-castigo para convertirse en una penitencia que se inflinge al prójimo, un gesto calculado, científico y exterminador.
Película muy barroca, de presupuesto bastante modesto, rodada en un blanco y negro muy acorde con la tristísima historia y como homenaje a las antiguas películas producidas por la UFA, Fassbinder logró crear con La ansiedad de Veronika Voss imágenes capaces de provocar resonancias en la mente del cinéfilo sirviéndose de numerosos y muy variados fundidos y cortinillas utilizadas en el cine mudo y en los comienzos del sonoro, o recurriendo a momentos y situaciones que recuerdan el cine de género (melodrama, comedia sentimental, terror, serie negra) realizado durante la década de los treinta y cuarenta. Por otra parte, en su empeño por "arrojar luz" a la oscuridad de la historia alemana, el director muestra un deliberado exceso de iluminación en todas las escenas que tienen lugar en la consulta de la siniestra doctora, acompañándolas siempre de noticiarios o canciones norteamericanas difundidas por la radio que simbolizan el auge del materialismo de posguerra importado por los Estados Unidos. Por el contrario, las escenas más intimistas, aquellas que atañen a la privacidad de los personajes, se desarrollan en tonos oscuros, casi en la penumbra. Igualmente, no podemos olvidar cómo Fassbinder acierta con toda brillantez a la hora de dramatizar los sufrimientos de una solitaria adicta a la morfina que no puede escapar a su trágico destino. Rosel Zech, la actriz que encarnaba al personaje protagonista, logró una sobresaliente actuación. Según Harry Baer "se hizo describir los síntomas por varios médicos y se tragó realmente en la escena del suicidio treinta comprimidos, inofensivos, claro está, aunque no pudo evitar que le provocasen una serie de vómitos debidos a la precisión, casi excesiva, con que asumió su muerte". \n El matrimonio de Maria Braun, La ansiedad de Veronika Voss y Lola forman una trilogía (en ese mismo orden, atendiendo a la cronología de esas historias) sobre la reconstrucción de la República Federal alemana tras la caída de Hitler, una época que coincide con la niñez del director y en la que todo podía ser posible porque, según Fassbinder, "nuestros padres tuvieron la posibilidad de construir un Estado humano y libre como ningún otro haya existido". Sin embargo, la subyugación de los sentimientos ante el afán de lucro (Maria Braun), la corrupción con la que muchos debían resignarse si querían "seguir viviendo" en esos años de acomodación oportunista (Lola) y la relación neurótica que mantenían los alemanes con la propia Historia, explotados por el "todo vale" de la contienda capitalista (Veronika Voss) no hicieron posible ese ideal de Estado del que hablaba Fassbinder. No deja de ser entrañable y fascinante el hecho de que el director creara de la forma en que lo hizo estas tres metáforas de la realidad alemana de posguerra protagonizadas por mujeres que cargan con la Historia sin pretenderlo, viéndose obligadas a liquidar sus deseos y utopías subjetivas en favor de la esfera pública y política. Maria Braun, Lola y Veronika Voss son, por tanto, mujeres que representan las aspiraciones y decepciones de los alemanes en un momento histórico concreto, la utopía del "empezar de nuevo" de una nación que será traicionada como lo fueron los sueños de aquéllas. Son mujeres que, en definitiva, no hacen la historia, sino que la viven con todas sus consecuencias.


La ansiedad de Veronika Voss (Die Sehnsucht der Veronika Voss, 1982)
Director: Rainer Werner Fassbinder
Guión: Rainer Werner Fassbinder, Peter Märthesheimer y Pea Frölich
Fotografía: Xaver Schwarzenberger (Blanco y Negro, 35 mm)
Montaje: Juliane Lorenz
Música: Peer Raben Dirección Artística: Rolf Zehetbauer )
Duración: 104 minutos Fecha de estreno: 18-2-1982, en el Festival de Berlin Dedicada a Gerhard Zwerenz
Intérpretes: Rosel Zech (Veronika Voss), Hilmar Thate (Robert), Cornelia Froboess (Henriette), Annemarie Düringer (doctora Katz), Doris Schade (Josefa), Armin Mueller-Stahl (Max).NOMINACIONES Y PREMIOSFestival de Berlin \n- Oso de Oro a la Mejor PelículaFestival Internacional de Toronto- Premio de la Crítica Internacional (FIPRESCI)Premio Cámara Alemana- Otorgado a Xaver Schwarzenberger\nESCRIBE DAVID OUBIÑAFassbinder: el poeta maldito del cine alemán________________________________________"Persigo, en Douglas Sirk, las huellas de la desesperación", escribió Fassbinder. "Lo normal o lo hermoso son siempre absolutamente repulsivos; en cambio, el mal, la debilidad, lo corrompido hacen surgir en uno la compasión." Por eso, la historia trágica de una actriz decadente y morfinómana, que sólo pretende ser amada y que termina destruyéndose, poseía para el realizador un atractivo irresistible. En La ansiedad de Veronika Voss (anteúltima película de una breve y larga carrera: 40 filmes en 37 años de vida), la sordidez, la crueldad y el tormento esconden un relente mórbido y glamoroso. Veronika Voss viene a integrarse a esa familia de solitarios, condenados y desesperados que atraviesan la obra del director: posee la intensidad terminal de los que están expuestos a cualquier bajeza porque se les ha vedado todo escape. Esa negatividad es lo que Rainer W. Fassbinder halla en la estirpe cinematográfica de Sirk. No busca parodiar la tradición del melodrama sino que despliega su desmesura hasta el punto donde las imágenes se cruzan con Brecht y se transforman en el instrumento más afilado de un pensamiento crítico. La ansiedad de Veronika Voss (1982) —como el resto de su obra— adhiere a esa lección que Jean Cocteau dijo haber aprendido de Picasso: "hay que correr más rápido que la belleza, así parece que uno le está dando la espalda". Si el cine ha cobijado alguna vez un artista maldito, ése es Fassbinder: aquel cuyas películas no le han sido aún perdonadas.


2.3.06

Ciclo: Screwball Comedies

Ciclo : "Screwball comedies"

La comedia siempre ha sido un género infravalorado dentro de la historia del cine. El género cómico ha dado a lo largo de la historia grandes y aplaudidos títulos, así como autores de renombre que juguetearon con sus argumentos para hacernos pasar algunos de nuestros mejores momentos. Títulos que, sin embargo, se han visto relegados casi siempre a un segundo término al ser considerados como obras menores o recogidos bajo el apodo de "cine de entretenimiento". Con el paso del tiempo, muchas de estas obras denostadas en su día por la crítica han ascendido en el escalafón recuperando su valor perdido y adquiriendo el sobrenombre de obras maestras.
Los más reputados directores americanos como Howard Hawks, Frank Capra, Enst Lubitsch , George Cukor o Billy Wilder coquetearon con la comedia y realizaron algunos de sus mejores trabajos.
Como ciclo de verano hemos elegido algunas de las más famosas "screwball comedies". Estas tuvieron su punto álgido en un período muy breve de la historia americana, en concreto la década de los treinta. En estas comedias, el ambiente, situaciones y personajes formaban parte de las clases altas de la sociedad, mientras que uno de sus protagonistas se comportaba de manera inusual para su estatus, provocando situaciones que rozaban el absurdo o lo irreal. En su momento, los argumentos y circunstancias calaron muy hondo en el público norteamericano, quizás porque conformaban un enérgico sistema de evasión ante una grave depresión económica.

Frank Capra " SUCEDIÓ UNA NOCHE" (IT HAPPENED ONE NIGHT, 1934) con Clark Gable- Claudette Colbert.

Howard Hawks " LA ADORABLE REVOLTOSA" ( BRINGING UP BABY, 1938) con Katherine Hepburn- Cary Grant.


George Cukor "HISTORIAS DE FILADELFIA" (THE PHILADELPHIA STORY, 1940) con Katherine Hepburn-Cary Grant- James Stewart.

Ernest Lubitsch " SER O NO SER" (TO BE OR NOT TO BE, 1942) con Carole Lombard- Jack Benny


Frank Capra "ARSENICO Y ENCAJE ANTIGUO" ( ARSENIC AND OLD LACE, 1944) con Cary Grant- Peter Lorre- Priscilla Lane



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FRANK CAPRA
"SUCEDIO UNA NOCHE"


Todo astro del cine tiene un comienzo, toda estrella tiene un primer resplandor que permanece inalterable a través de los años, sin perder fuerza, provocando admiración y entusiasmo en cuantos lo contemplan. Tal es el caso de Frank Capra y de su primera gran película: "Sucedió una noche".

"Sucedió una noche" marca el comienzo de la deslumbrante carrera. Es la película con la que Frank Capra subió al pedestal de los maestros. Generaciones enteras de directores la estudiarían con asombro, intentando encontrar el secreto de su incuestionable grandeza.
El guión, sobrio y redondo, surgió de una revista americana que cosechaba su mejor público en las peluquerías femeninas. En un número de esa revista se contaba la huída que había protagonizado una hija rica de la mansión de su padre, para reunirse con su amado. Esta anécdota, relatada en forma de cuento corto por Samuel Hopkins Adams, pronto habría sido olvidada si el joven Frank Capra no hubiese descubierto ahí la oportunidad de un gran guión: el guión de la que sería la primera comedia romántica de la historia del cine.
Para el personaje del desenfadado y altivo periodista parado, Capra seleccionó a un joven actor de talante engreído y arrogante, por entonces desconocido llamado Clark Gable. Para el papel de Ellen Andrews, la hija rica del padre rico, Capra tenía claro desde el principio a quien necesitaba: una de las actrices más glamourosas y chics del momento: Claudette Colbert
Gable se convirtió en el más cotizado galán de aquel Hollywood, culminando su carrera pocos años después con su papel inmortal en "Lo que el viento se llevó".
En la pantalla Claudette Colbert y Clark Gable ofrecen una interpretación gloriosa, un trabajo admirable; ambos se complementan a la perfección.
"Sucedió una noche" fue nominada al oscar en las cinco categorías más importantes: película, guión, director, actor y actriz. En la noche de la gala de 1934 esta película se convirtió en la primera de la historia del cine en recibir los cinco "grandes", consiguiendo el galardón en todas sus nominaciones.
by Peter Lonergan, 2004 (extractos nota de"la web de Cine Clásico")

Sucedió una noche es una espléndida historia que en 1934 consigue alzarse con cinco Oscar, entre ellos el de mejor película. La trama, brevemente resumida, viene a ser como sigue: una niña rica (Claudette Colbert), estrella de las revistas de cotilleos, huye de su multimillonario padre (Walter Connolly) al no permitirle éste el capricho de casarse con un astuto cazadotes. La pobre infeliz debe viajar desde Miami hasta Nueva York para reunirse con su oportunista y engolado novio, pero los detectives contratados por su padre acechan por todas partes, teniendo que recurrir al proletario autobús para darles esquinazo. Será en tan modesto medio de transporte donde conocerá a un periodista en paro (Clark Gable), un sinvergüenza íntegro, que propondrá a nuestra heroína protección a cambio de un reportaje que le permita retornar a su antiguo empleo. El viaje, en autobús, en coche y a pie, se convertirá en un conjunto de pequeñas y entrañables aventuras en las que la ternura y la realidad más cruel se mezclarán a partes iguales. Durante su transcurso, Colbert y Gable aprenderán a conocerse y a respetarse a pesar de pertenecer a clases sociales diferentes.


Director: Frank Capra. Guión: Robert RiskinFotografía: Joseph Walker Música: Howard Jackson y Luois Silvers. Duración: 105 min. Intérpretes: Clark Gable, Claudette Colbert, Walter Connolly, Roscoe Kerns, Jameson Thomas, Alan Hale, Arthur Hoyt, Blanche Friderici.

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